Y entonces Jesús se me acerco y me dijo oyenomames mientras mis ojos sufrían por la mas que tenue luz que iluminaba el barón rojo y lo que conteste quequieresqueyohaga, creo que me respondió notequejesyacallate y quise hacerlo, callarme, pero no pude, pregunte quesigue y de respuesta obtuve un ligero susurro que enunciaba quiensabequiensabe pero yo insistía a pesar de que moría por orinar, y el me pidió silencio pero no me rendí y volví a preguntar a pesar de que yo sabia que el quería hablar de otras cosas y en especifico de todo menos de eso, pero me valió madres y continué con mi capricho hasta que harto me contesto algo que no tengo el valor de repetir y que quisiera no recordar. Llego el silencio y el estaba mas incomodo que yo. Tratando de olvidar lo que me menciono le pregunte si ordenaba agua en bares y después la convertía en vino por codo, por pobre o por presumido y sentí por un instante como si nada existiera y solo sentía unas intensas ganas de miar mientras Jesús me observaba fijamente hasta estornudar momento que aproveche para levantarme e ir al baño y mientras me liberaba me di cuenta que Jesús nunca jamás me invitaría un trago.
sábado, 30 de enero de 2010
Cuando Jesús me invitó un trago.
martes, 19 de enero de 2010
El vaso al despertar.
Me despierto y me resulta maravilloso poder olfatear mi almohada y encontrarme con tu aroma que, ah como me apendeja, encuentro cabellos tuyos, los tomo, los rompo jugando con ellos. Y me es magnifico el encontrar aun tu forma entre las sabanas y si estuvieras tu seria todo aun mejor porque podría observarte, aun dormida con tu cabello hecho una mierda y husmearía para ver la forma de tus senos para por siempre recordar como eran. Esta mañana no importa que me duela la cabeza, y no importa si hoy no haga nada, ni mañana, ni pasado hasta llegar a nunca. Junto a la cama encuentro tu vaso y no se si guardarlo, no se si romperlo, no se si lavarlo o beber lo que dejaste en el para así poder probar aunque sea un poco de ti, un poco de ayer.
lunes, 18 de enero de 2010
La rata.
domingo, 17 de enero de 2010
Piedra.
sábado, 16 de enero de 2010
George Clooney.
Quiero cerrar los ojos. No puedo. Quisiera poder dormir pero estoy demasiado vivaz para ello. Tengo que ir al doctor, tengo que revisarme lo que me salio en el pie, no se ve saludable.
Deseo que por lo menos el dormir no me importara pero la cabeza pesa lo suficiente para molestarme, los ojos me arden tanto como si el fuego estuviera calentándolos y las manos me tiemblan a ritmo de la canción mas frenética que hayas escuchado. Quisiera ser George Clonney, seguro a el no le sucede esto.
No encuentro en ningún lado esos somníferos de equino que compre hace unos días. Sabia que no debía de haberlos molido. Ya no se ni porque tan siquiera me molesto en intentarlo si tan solo el imaginarte bailando con otro hombre, rozando tu cuerpo con el suyo, empapándolo de tu sudor, riéndote de gracias que no me pertenecen, viviendo a diferencia mi. ¿Así como voy dormir? No se ni siquiera que es lo que supuestamente intento. Quisiera llamarte, pero no quiero arruinarte tu vida como lo he hecho con la mía.