sábado, 30 de enero de 2010

Cuando Jesús me invitó un trago.

Y entonces Jesús se me acerco y me dijo oyenomames mientras mis ojos sufrían por la mas que tenue luz que iluminaba el barón rojo y lo que conteste quequieresqueyohaga, creo que me respondió notequejesyacallate y quise hacerlo, callarme, pero no pude, pregunte quesigue y de respuesta obtuve un ligero susurro que enunciaba quiensabequiensabe pero yo insistía a pesar de que moría por orinar, y el me pidió silencio pero no me rendí y volví a preguntar a pesar de que yo sabia que el quería hablar de otras cosas y en especifico de todo menos de eso, pero me valió madres y continué con mi capricho hasta que harto me contesto algo que no tengo el valor de repetir y que quisiera no recordar. Llego el silencio y el estaba mas incomodo que yo. Tratando de olvidar lo que me menciono le pregunte si ordenaba agua en bares y después la convertía en vino por codo, por pobre o por presumido y sentí por un instante como si nada existiera y solo sentía unas intensas ganas de miar mientras Jesús me observaba fijamente hasta estornudar momento que aproveche para levantarme e ir al baño y mientras me liberaba me di cuenta que Jesús nunca jamás me invitaría un trago.

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