domingo, 12 de julio de 2009

MESES SIN INTERESES.



Voy tarde a mi trabajo. ¡Me carga la chingada! Mi reloj de pulsera marca las 9:18 de la mañana y yo, atascado en el tráfico. Menos mal que voy en mi carro nuevo. Tan solo llevo una semana con el. El modelo es del año pasado. Era para el que me alcanzaba. Conseguí un plan para pagarlo en 24 meses. Todo mundo me dijo que no lo comprara, pero me valió madre. Deseaba este carro. No es un convertible pero es un carro bastante agradable. Las vestiduras no son de piel, es automático y de tan solo dos puertas pero era lo que podía costearme.

Para el enganche utilice el fondo para universidad de mi hija. No podía hipotecar la casa por tercera vez así que fue la única opción que se me ocurrió. Ella no me reclamo y eso que tan solo faltan 2 años para que ingrese a los estudios superiores, aunque realmente no creo esto le quite el sueño. Con suerte conseguirá un marido rico que la salve de la tortura laboral. Aunque realmente no me dijo nada por lo que sucedió hace dos meses. Llegue relativamente temprano del trabajo. Ese día Gabriela, una compañera del trabajo, me dijo que no podía ir al hotel porque su hermana la había invitado a cenar o una pendejada así. Así que entro a la casa, abro la puerta de mi cuarto y lo primero que veo son las nalgas desnudas de mi hija siendo apretadas por un cabrón por lo menos 5 años mayor que ella. Cerré la puerta suficientemente después como para que ellos notaran mi presencia, camine a la sala y en una reflexión no planeada me di cuenta de que ella había heredado las nalgas de su madre.

Ella, en cambio, si me reclamo y hasta el cansancio. Amenazó con abandonarme y demandarme por la irresponsabilidad de mi acto. La pelea estuvo mamona, como todas las que tenemos prácticamente desde hace mas de 4 años. De hecho, peleamos ayer en la noche. Aprovechamos la ausencia de nuestra hija para poder mentarnos la madre hasta el cansancio. Nos aventamos chingadera y media, aparte, sus gritos... ¡Ah! Como desespera la cabrona, pero bueno…
Digan lo que digan, me siento muy bien en mi carro. Me vale pito lo que piensen. Aun permanece ese olor de agencia que tanto me fascina. Es un carro muy bonito, mejor que el anterior. Ese tenia cuatro puertas, pero ¿quien chingados necesita 4 puertas? Este es mi carro nuevo y así esta perfecto. Bueno, aun no es mío. Dentro de dos años, con suerte será mío. La casa donde vivo en unos 10 años será mía. La mitad de la ropa que traigo puesta aun no es mía. Ni siquiera la puta taza con la que tome café en la mañana. Pero algún día lo será. Pero si sigo llegando tarde al trabajo, nunca podre pagar para que todas esas cosas sea mías. Tocare un par de ocasiones el claxon para ver si algún carro se mueve.

Los carros avanzan con lentitud que arrastra al adormecimiento.

Del carril de a lado un pendejo se quiere meter. Es un taxi. Se acerca lentamente. No se que piensa ganar el pendejo al cambiar de carril. No lo dejare, que se vaya a la verga.
El cabrón insiste. Parece decidido a lograr su cometido cual si lo que piensa realizar fuera como ganar una medalla de oro o ganar el melate o yo que se. Insiste. Me echa el carro. No pienso permitirlo.

El pendejo sigue acercándose milimétricamente.

El pendejo lo ha logrado, ha golpeado mi carro nuevo de 24 meses sin intereses. El cínico se asoma y grita algo inteligible. Juan Gabriel en el radio no me permite comprenderlo pero por su expresión facial supongo fue una alguna vulgaridad sobre mi madre.

El taxi se posiciona frente a mí en la fila. Seguimos estáticos, nos toco, por quinceava vez en los últimos 20 minutos, el puto alto. Espero que el pendejo se haya dado cuenta de que no logro nada y mas le vale que no le haya pasado nada a mi carro nuevo cuyo olor de inmacularidad aun permanece... Que rico olor…

Bajo del automóvil para revisar este. Me posiciono frente a el y observo lo indeseable. Una abolladura en el costado izquierdo del parachoques. Camino a la parte trasera del carro y abro la cajuela. Busco la llave que se usa para cambiar las llantas. (¿Cómo se llama esa madre? Ah bueno, no importa.) Escarbo entre los papeles de mis cuentas bancarias, basura, la llanta de repuesto, un gato que no se usar, el cadáver de mi esposa y otras chingaderas. La encuentro. Camino hacia el taxi, me coloco junto a la ventana del conductor, toco esta con los nudillos un par de veces ya que el taxista no había notado mi presencia o había preferido ignorarme. Cuando veo que me ha observado, con la llave de cruz, (Si, a huevo, así se llama ¿no?), doy un fuerte madrazo en la ventana. No se rompe por completo. Doy otro par de buenos y consistente golpes. Los vidrios caen e inmediatamente introduzco mi mano para tomar al taxista de los pocos cabellos grasos que le quedan en su cabeza. Noto que no usa un buen shampoo. De un jalón logro sacarlo por la ventana sobre pasando el obstáculo de su prominente y asquerosa panza. Ya el en el suelo decido propinarle una tunda con mi llave. Me detengo al observar su cráneo despedazado esparcido sobre mis zapatos negros de diseñador. Son los únicos putos zapatos buenos que tengo. Solo espero que la sangre se quite de los zapatos Armani que compre en oferta. Que bueno que me acuerdo, en dos semanas tengo que pagar la ultima mensualidad de mis zapatos.

El cuerpo del taxista tiene un movimiento extraño, como de pez recién sacado a la superficie. Los gritos de una mujer empiezan a sonar en mi cabeza. Es el pasaje del taxista quien ahora esta en su estertor. Entro al taxi, meto medio cuerpo y callo a la mujer golpeándola ligeramente con la llave en la frente formando una abolladura parecida a la recién adquirida por mi coche nuevo…
A pesar de la abolladura mi coche sigue siéndome atractivo. ¡Como me hace feliz mi carro nuevo chinga! Camino hacia el, me introduzco. Le subo a Juan Gabriel.

“Vamos al Noa, noa. Noa, noa”…

Que bonito huele carajo. Me encanta este olor. Saco mi nuevo celular. Sera mío dentro de 2 años aproximadamente. Claro, con suerte. Veo la hora. Llegare muy tarde. Confirmo con el reloj de pulsera que traigo en la muñeca que aun no es mío. En efecto, muy tarde. Toco el claxon. El semáforo se pone en verde pero ahora no puedo moverme. No hay nadie que pueda mover el taxi que me estorba delante. Yo no pienso hacerlo…

Chingada madre, así, nunca nada será mío.

miércoles, 8 de julio de 2009

Hoy.

Hoy todo me parece sumamente atractivo.
Corrección:
Hoy todas me parecen sumamente atractivas.
Lo sórdido me parece conmovedor.
Lo bello mas apabullante de lo normal.

Hoy, todas las sonrisas me atrapan.
Todas las miradas me absorben y me pierden en una inmensidad que me satisface.
Las mujeres en este instante son todas tan bellas.
Tan sublimes como exitantes.
Algo pasa. Todas me llaman. Todas me incitan. Y yo me rindo.
La prenda mas mundana que cubra cualquier piel de fémina eleva lo carnal de mis sensaciones a un carácter espiritual.
Lo banal se conjuga con lo trascendental.

Y eso, como hoy todas, me gusta.

Es la ausencia. Es el olvido. Es el descanso.
Pero también es el tan solo imaginar.
El dejarme ir. El perderme.
No olvidemos otro aspecto. El estar plenamente consiente de la imposibilidad de algo mas.
Y aun así, lo disfruto.

Cualquier labio y sus rasgos faciales acompañantes pueden envolverme, tomarme y fragmentarme para siempre sin que realice la menor queja.
Hoy soy de todas.
Bueno, casi todas.
Pero no hay nadie.
Nada importa realmente.
Al menos, reitero, por hoy.

Mientras tu, quien sabe donde carajos estas.

sábado, 4 de julio de 2009

Las Faldas Del Diablo.






A Monica Vitti.



A Perfect Sonnet-Bright Eyes.

Tu eres yo. Yo soy tu.
Es hermoso el saberse/sentirse insignificante.
Consejo:
No excederse de la dosis recomendada.
Porque he ido al infierno. O bueno eso creo, si no lo era deberían de llamarlo así.
Hacían buenas orgías. Había barra libre y regalaban chicharrones de botana.
Porque he estado cara a cara con el diablo o al menos así se hacia llamar.
Porque este me sedujo con una sensualidad prefabricada, con su mirada, sus senos y sobre todo con sus hermosas piernas que tan solo cubría con un ligero pedazo de tela...
Las faldas son perfectas. Incitadoras, de fácil acceso...y... nada mas. Perfectas.
...Esas piernas...
Esas piernas con las que fui apendejado y posteriormente atrapado.
Todo ardió. Todo.
Como consecuencia lógica no quedo absolutamente nada. Por lo menos, nada en mi.
Alguna vez me susurro algo al oído. Eran palabras para ti. No las recuerdo pero su seguro ustedes se llevarían bien.
Nunca hay que olvidar que la entrada al infierno puede resultar inmediata mientras que la salida puede resultar en la eternidad.
Por eso y por mas chingaderas que prefiero omitir he asegurarte que ese cabrón, que tan bellamente se disfrazo de mujer, es mas buen pedo que tu corazón.