miércoles, 28 de octubre de 2009

Sobre el fin del mundo y los vestidos pret-a-porter.

El lugar empezó a venirse abajo.
Toda la construcción empezó a denotar que estaba a punto de colapsarse.
Me alarme.
Temblé.
Grite.
Inclusive creo que llore... pero la verdad ya no me acuerdo.
Lo que si no olvido es que a todo mundo le valía madres.
Incitaba a todos a salir.
Los empujaba.
Pero estaban en su mundo.
Y yo en el mio.
Nadie se percataba de lo que estaba sucediendo.
Que todo estaba por terminar. Por irse a la chingada...
Tu estabas sentada en el centro.
Ni siquiera me preocupe en decirte.
Sabia que te valdría madres. Como al resto.
Insistí con otros ya que tu indiferencia me hubiese desesperado y llevado al borde.
Como de costumbre.
Me empecé a cansar. La caída del techo y paredes comenzaba en una lenta orquestación.
Todo iba a terminar. Todo iba a irse a la chingada. Todo iba a valer verga.
Siempre me atraes mucho cuando usas ese vestido.
Tan simple.
El vestido.
Y tu.

Me deje de preocupar.

Me senté junto a ti mientras todo se terminaba de desmoronar.

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